martes, 5 de abril de 2011

La vuelta al mundo sin moverte de tu silla.


Hoy incumpliré mis propositos y no me dedicaré a destruir algo. Hoy hablaré de un entretenimiento inocente pero intenso pese a su simplicidad que lleva ya tres meses quitandole el sueño, literalmente, a varios miles de personas.

La regata virtual Barcelona World Race.

La BWR es una regata real, una vuelta al mundo a vela sin escalas de más de 25.000 millas, con 14 barcos participantes en lo que se considera la regata más dura del planeta. Los barcos son veleros IMOCA Open 60, unos monocascos de una máximo de 60 pies de eslora. Unos bicharracos muy rápidos.

Al mismo tiempo que se disputa esta regata real, la organización de la BWR ha dispuesto un juego online en el que se puede participar en la carrera con un simulador de un IMOCA 60, usando las mismas condiciones metereológicas con las que se enfrentan los participantes reales.

O sea, un juego online en tiempo real de una duración de cerca de 3 meses que te obliga a estar pendiente las 24 horas del día de tu velero simulado y a hacer cosas tan raras como levantarse cada día un poco antes de las seis de la mañana para negociar con el cambio de vientos.

Suena frikie, verdad? Pues la última vez que miré las cifras estabamos inscritos más de 46.000 jugadores, una cifra nada despreciable, la verdad. Y sí, muchos de ellos se inscribieron y abandonaron, pero puedo aseguraros que al menos 15.000 siguen en la brecha hoy en día, ya tres meses después de haber empezado. Y aunque el sillón de casa no es en nada parecido a la dureza de navegar realmente alrededor del mundo, cada una de esas personas tienen un mérito asombroso de seguir ahí, a pesar de las cuatro actualizaciones metereológicas diarias (una a las seis de la mañana) y a las 24 horas de estar pendiente cada día de leves cambios de rumbo y viento.

Y a los errores de software. Muchos. Muchísimos. Que hicieron perder posiciones a mucha gente, destruyeron estrategias, enviaron a los primeros al final y a los últimos delante. Errores que llevaron a algunos a protestar, gritar, patalear. Incluso a abandonar. Pero que otros nos tomamos como las sorpresas del mar, como accidentes inevitables que pueden suceder en una regata real.

Y ahora que los dos primeros de la regata real ya han llegado a Barcelona de vuelta, y a los primeros de la regata virtual les quedan menos de 5 días para llegar, he querido escribir este homenaje a todos aquellos que se han pasado 3 meses navegando virtualmente alrededor del mundo y con los que he compartido momentos divertidos, piques gloriosos, instantes decepcionantes.

A todos los que han sufrido cambios metereológicos inexplicables, calmas que han durado eternidades navegando a cinco nudos, tempestades monstruosas que nos catapultaban a 18-19 nudos y que, si no estabas atento, convertían tu vela en harapos.

A todos los que se han pasado 3 meses levantandose a las 6 de la mañana para poner un rizo, cambiar una vela o modificar el rumbo un par de grados.

A todos los que han gritado de desesperación al conectarse media hora tarde y han visto que un huracán inesperado les arrancaba la vela.

A todos los que han sufrido los errores del piloto automático y se han encontrado navegando con rumbo totalmente opuesto al deseado.

A todos los que se despertaron a horas intempestivas de la mañana para ver su barco cruzar Buena Esperanza, Cook o Hornos o, simplemente, asegurarse que esa tormenta que llegaba a la 4:15 AM no les destrozaba la vela o los sacaba de rumbo.

Incluso a aquellos 15, 20 o 25.000 que han abandonado y cuyos barcos, desarbolados y tristes, llenan las costas de Brasil y casi bloquean los estrechos de Gibraltar y de Cook.

A todos ellos, con los que he compartido calmas, tempestades, días inacabables orzando o maravillosas horas con el viento por la aleta y el Spin hinchado al máximo. A todos ellos, mi saludo y mi homenaje.

Y advertirles que aún nos queda una semana, al menos, y las cosas aún pueden dar muchas sorpresas.

A bordo del Taxidermia, en la posición 457, a unas 1700 millas de Barcelona.

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