viernes, 1 de abril de 2011

El por qué de las cosas.

Para los más ancianos, (y sí, he dicho ancianos), este título les recordará un album de cromos que Bimbo (sí, he dicho Bimbo) lanzó hace unos cuarenta años (sí, he dicho cuarenta, a qué da miedo?).

Pero este articulo/entrada/blogueo no va a tratar de ese añejo albúm sino de los motivos que me han llevado a titular este blog de una forma tan poco original como "Cartas de un perdedor".

A ver, tampoco os voy a contar mis penas. Contar las penas es mala cosa para hacer amigos y muy mala cosa para mantener la atención de una audiencia. En una conversación normal, cara a cara, probad a contar vuestras penas. Vereis un cambio progresivo en el rostro de vuestro interlocutor, que irá cambiando de "fingido interés" a "joder que es largo esto" para terminar en "Por Dios que me llame alguien al movil!".

O, cosa también muy posible, vereis como al cabo de muy poco vuestro interlocutor empezará a simpatizar con vosotros por el sistema de decir que a él le pasó lo mismo pero peor. Y más veces. Con lo cual acabareis escuchando sus penas en lugar de poder contar las vuestras. Lo que, permitidme que os diga, es el colmo del loser.

No creo que sea muy necesario ni útil contaros ahora de pronto todas mis penas. Ni las cosas que me han pasado. Ni como mi vida ha ido cayendo en picado. Bueno, entendamonos, tampoco en picado, que no estaba yo tan arriba como para poder hacer un picado en condiciones. Que incluso para caer bien hay que tener un cierto nivel y, sobretodo, una cierta gracia.

Sólo os quiero contar por qué he elegido un adjetivo tan sonoro como "perdedor" para el título y un anglicismo tan triste como "loser" para mi firma. Que me han dicho que los mejores Blogs son los que informan, así que al menos informaré de algo. Aunque creo que la calidad de la información es directamente proporcional a su utilidad, así que creo que esto tampoco podría inscribirse en la categoría de "cosas útiles". Pero bueno, qué demonios.

Pues resulta que hace ya algunos años, mi pareja decidió dejarme por otro. Sí, qué demonios os esperabais leer en un Blog que se llama "Cartas de un perdedor"? Anécdotas del día que me dieron un Oscar? Pues va a ser que no. No me han dado un Oscar y mi pareja me dejó por otro. Lo cual, según me he ido enterando, tampoco es el colmo de la originalidad.

Pues resulta que, como no, la separación no fué fácil. Dos no discuten si uno no quiere pero si los dos quieren, agarrate que se va a liar. Y aunque todo el mundo sea muy civilizado se van a oir cosas muy feas. Y si alguno no es demasiado civilizado, se van a oir cosas peores.

Para contaros ahora todo lo que escuché tendría que escribir otro Blog entero o una novela larga, que podriamos titular "Cosas horribles que nunca querrías escuchar dichas en tu cara" o, para simplificar "Ah, eso también?". Quizá algún día lo intente en una entrada/artículo/blogueo. Pero, oye, me da pereza escribir tanto y tanto.

Así que resumiré todo aquello, aunque en el almacén de los recuerdos (Sección "Malos Recuerdos"; Apartado "Recuerdos a olvidar") alguna de aquellas cosas sigue tan viva como si la hubiese escuchado ayer. Creo que es un error en mi memoria selectiva. O un punto masoquista en mi procesamiento de recuerdos. Pero por vivos que sigan, lo resumiré en una sola frase.

"Me voy porque no quiero ser una loser como tú".

Yeah. Suena bien, no? Suena a Sitcom americana, estilo Friends o algo así. Una de esas frases que quedan remachadas por un largo y sentido "oooooh" del mismo público que pone las risas a esas series. Pero en una comedia de televisión luego sigue un chiste que devuelve la normalidad al capítulo. Aquí solo siguió una frase para remachar la anterior: "Y si sigo contigo eso es lo que seré, una loser".

No hubo chiste final para el capítulo. Tendría que haberle protestado a los guionistas pero, oye, no hubo forma de encontrarles. Solo hubieron más frases como esa, algunas mucho peores. Qué demonio, la mayoría mucho peores. Pero esa, mira tú, es una de las que más se me quedaron.

Aunque, lo reconozco, mi fallida memoria selectiva masoquista recuerda todas las demás. Si hay alguna que no recuerdo porque mi memoria ha decidido eliminarla para mantener mi salud mental, Dios no quiera que sea recordada algún día por alguna de mis neuronas, porque si las que mi psique no ha decidido olvidar son como son, a saber como fueron las que he borrado inconscientemente.

Demonios, es que solo de pensar que pueden haber de peores ya me da escalofríos. Porque peor que lo de "medio-hombre" seguro que no hay, no? Ooops, espera, que hoy no tocaba hablar de esa.

En resumen, ya que un día me vi reducido a la categoría de "loser" por alguien en quien confiaba he pensado que esa palabra puede considerarse un grado y casi casi exhibirlo con orgullo.

Así que, con orgullo escribo mis cartas de perdedor y con orgullo firmo como "loser".

Y ahora ya he cumplido con la gran premisa del Blogger: informar.

Aunque sigo pensando que quizá no es a esto a lo que se refieren.



Recién caido



Pues eso, que acabo de caer aquí. No se puede decir que sea muy original, la verdad, porque mira que hace años que existen Blogs y a mi me da por entrar ahora pero, oye, mira, que si esto es el Diario de un Perdedor y firmo como Loser tampoco vais a esperar que yo sea uno de esos que están a la última, que marca tendencias, que abre caminos y que está a la vanguardia de las nuevas tecnologías.

Que uno no es un loser porque sí y eso se gana a pulso, demonios.

Y pasar de perdedor a fracasado o de fracasado a perdedor, no se logra de un día para otro y, desde luego, no se logra estando a la última. Se consigue llegando siempre tarde a todo.

Lo que significa que: cuidado señores de Blogger! Si las cosas van como siempre no es que nadie vaya a leerse este blog, que eso pasará, sino que además cerrarán Blogger por cualquier razón aleatoria y sorprendente. Qué, repito, uno no es un perdedor porque sí, sino que se lo gana a pulso.

Y ahora que he conseguido, en una pocas palabras, amargaros el día con tanta referencia al fracaso, quizá os esteis preguntando que a santo de qué me viene este convencimiento de mi propio fracaso y a que me refiero.

Ja! Claro, como si explicarlo fuese tan fácil, no. O como si fuese tan agradable sentarse aquí y empezar a contaros todas mis penas. O, mejor aún, como si fuesen a importarle a nadie mis penas y fracasos.

O quizá sí, que las penas de otros a veces son nuestras alegrías, porque nos hacen darnos cuenta de que si hay otros más desgraciados que nosotros, es que tampoco vamos tan mal.

Espera, Un momento. Que si esto fuese así yo sería la alegría de los demás. Lo que significaría que sería útil al menos en una cosa! Y eso me quitaría la categoría de inútil total que ahora tengo. Joder. Ya te cagas, no? Ni eso me iba a quedar! Interesante dilema. Si siendo un absoluto inutil me vuelvo útil, eso elimina mi categoría de absoluto inútil y, por lo tanto dejo de ser útil con lo que vuelvo a ....

Dejemoslo. Yo ya me he mareado al pensarlo.

Y para empezar ya he escrito demasiado. Total, para que no lo lea nadie. Es como escupir contra el viento. Simil muy interesante si lo probais alguna vez. Los resultados son claros.