martes, 12 de abril de 2011

Sacerdotes y Sa-Cerdotes


El Padre Manel Pousa es un sacerdote andaluz que lleva más de 40 años ejerciendo su sacerdocio en Barcelona. El Pare Manel, como se le conoce en toda la ciudad y tal y como le conocen y admiran gente tan popular y poco dada a la Iglesia como Pepe Rubianes, Andreu Buenafuente o Joan Manel Serrat, entre muchos otros, ha dedicado esos años de sacerdocio a hacer exactamente lo que se supone que un sacerdote católico, seguidor de Jesucristo, debería hacer: ayudar a los más desfavorecidos.

Con ese afán absolutamente cristiano, pues cristiana debería ser la caridad y la ayuda al necesitado, el Pare Manel ha ayudado desde su fundación a proyectos de inserción de presos, a ayuda a la infancia necesitada en los barrios más marginales de Barcelona, a ayudas a familias con riesgo de marginación, a labores de educación y alfabetización. En suma, ayudando a los más desfavorecidos, a la gente marginada o en gravísimo riesgo de serlo.

Su labor le ha llevado a recibir la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya i la Medalla d'Honor de la Ciutat de Barcelona. Y, más importante que las medallas, el reconocimiento de miles de personas y el agradecimiento de muchos miles más, ayudados y posiblemente salvados por su obra.

El Pare Manel ha publicado ahora un libro con sus memorias. No lo ha escrito él, que me imagino que bastante liado irá el hombre, pero lo ha dictado. Y no se ha cortado un pelo y fiel a lo que también deberían ser virtudes cristianas como la honestidad y el amor a la verdad, ha confesado que, en un cierto momento, le dió dinero a una adolescente para que abortase en condiciones. Parece ser que el Padre ya sufrió una vez la situación de ver morir a casi una niña por un aborto mal practicado, y no quiso pasar por lo mismo de nuevo, así que pagó ese aborto y salvó la vida de la adolescente.

Pero el Arzobispo de Barcelona, el Cardenal LLuis Martinez Sistach, no ve en ello una vida salvada sino un aborto. Y por ello ha decidido poner en marcha un proceso de excomunión, sí, excomunión, como en la Edad Media, contra el Pare Manel. De nada vale una vida vivida según Jesucristo predicó. Aquí lo importante es defender lo que Roma, la Conferencia Episcopal y un montón de beatas secas, mojigatos de salón y fascistas de memoria azul consideran uno de los pilares de la Iglesia: el no al aborto. Pilares que se basan en lo que ellos consideran la defensa de la familia que, parece ser, es ya lo único que le importa a la Iglesia Romana.



De qué manera mezcla la Iglesia la defensa de la familia con el caso del Padre Roger Vangheluwe, ex-obispo de Brujas, es algo que se me escapa. Bueno, como se me escapan tantas cosas de la Iglesia Romana.

El buen padre Vangheluwe fué destituido de su cargo como Obispo por el mismo Papa de Roma (ese señor alemán vestido de blanco que recuerda a Hannibal Lecter), después de que el escándalo sobre su persona fuese tan grande que al Vaticano no le quedó más remedio que actuar en algo que llevaba años ocultando.

El buen padre belga está acusado de haber abusado durante más de 30 años de al menos una docena de menores, entre ellos su mismo sobrino. Y durante 30 años la Iglesia tapó los actos del buen padre como la comisión que ha investigado los hechos ha demostrado. Los tapó tanto, que el investigador jefe de la comisión ha terminado por dimitir, denunciando las presiones que ha recibido y la infranqueable "ley del silencio" que impera en la Santa Iglesia Católica Romana.

A causa de esta ley del silencio y a la prescripción de los delitos cometidos, el buen padre Vangheluwe no podrá ser juzgado en Belgica, pese a la presión popular. Y al enterarse de ello, la buena y Santa Iglesia ha decidido "castigarle" con un retiro forzoso en una hermosa abadía de Francia, en donde recibirá "tratamiento espiritual y psicológico".

"Dura Lex, sed Lex", decían los romanos, inventores de esto de la curia. Sí, señor. Retirado a un balneario, con psicólogo y confesor particulares. Hala, por malo malo.

Y mientras él se broncea en una jubilación dorada en un Monasterio francés, el Pare Manel puede verse excomulgado. Que, para un cura, es algo así como el despido sin indemnización ni derecho al paro.

O sea, para que nos enteremos. Abusa y viola de una docena de niños durante años y te jubilarás discretamente. Salva la vida de una adolescente y ayuda a miles de personas y te echarán con deshonor por la puerta de atrás.

Alguien ve la más mínima lógica?

Ah, espera! Todo es por aquello de la protección de la familia! Uno pagó un aborto en lugar de darle la extrema unción a madre e hijo, mientras que el otro demostró un intenso y profundo amor por su sobrino. Y por los niños en general. Ahora lo entiendo! Ah, Pare Manel, malo malo! Ahora entiendo la diferencia entre un sacerdote y un sa-cerdote!